Delta, Neste y Colonial Pipeline muestran cómo la infraestructura actual está preparada para el SAF

La travesía de Delta hacia sus objetivos de sostenibilidad ha alcanzado hoy otro hito importante, ya que la aerolínea ha aprovechado el mayor sistema de oleoductos de Estados Unidos para llevar combustible de aviación sostenible (SAF por sus siglas en inglés) a los aeropuertos de la Costa Este, al aceptar un lote de SAF que se utilizará para alimentar un vuelo de Delta en el aeropuerto LaGuardia de Nueva York.

La entrega única de SAF llegó a través del oleoducto Colonial, que se origina en Houston (Texas) y termina en el puerto de Nueva York y Nueva Jersey. Este esfuerzo entre Delta, Neste, Colonial Pipeline y Buckeye Partners demuestra la viabilidad de la infraestructura existente en los EE.UU. para transportar grandes volúmenes de SAF, contribuyendo a los esfuerzos por descarbonizar la aviación.

El SAF, que fue refinado por Neste en Texas, se cargó en el punto de entrada del oleoducto Colonial en Baton Rouge (La) y se transportó casi 1.500 millas (aproximadamente 2.400 kilómetros) por la costa este y a través de 11 estados hasta Nueva Jersey antes de entrar en el oleoducto Buckeye para ser enviado a LaGuardia.

«El SAF es la herramienta más eficaz que tenemos para descarbonizar nuestra industria», dijo Pamela Fletcher, directora ejecutiva de Sostenibilidad de Delta. «Estos esfuerzos muestran cómo se puede utilizar la infraestructura existente para transportar SAF a los aeropuertos de la Costa Este y reducir las emisiones, un paso fundamental a medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible para el transporte aéreo».

Como parte de esa travesía, Delta está avanzando hacia el objetivo de abastecer el 10% de sus operaciones con SAF para finales de 2030, lo que significa que la aerolínea necesitará aproximadamente 400 millones de galones (aproximadamente 1.5 mil millones de litros) de SAF al año.

El SAF puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del ciclo de vida, es decir, el impacto de los gases de efecto invernadero del combustible durante cada etapa de su producción y uso, hasta un 80% en comparación con los combustibles fósiles para aviones. El SAF se mezcla con el combustible de aviación convencional para reducir las emisiones totales y cumplir la normativa de la FAA.

Aunque Delta ha firmado varios acuerdos de SAF con fabricantes como Neste, Gevo y Chevron, el mercado de SAF sigue siendo incipiente debido al suministro limitado, los altos costos y las limitaciones logísticas y de infraestructura. En la actualidad, sólo hay suficiente SAF disponible en todo el mundo para alimentar la flota de Delta durante un día a niveles anteriores a la pandemia.

Delta y sus socios de la industria siguen abogando por cambios en las políticas e incentivos en la cadena de suministro para acelerar la producción y reducir el costo del SAF, incluyendo un crédito fiscal federal específico para el SAF para ayudar a nivelar el campo de juego con los mercados de combustibles de carretera más establecidos para el diesel renovable y el biodiesel.

A nivel estatal, una Norma de Combustibles Bajos en Carbono con disposiciones de inclusión voluntaria para el SAF proporcionará un marco político con un historial probado para incentivar la producción de SAF y acelerar el desarrollo de una infraestructura más limpia.

Post source : Delta

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