Hace ya 80 años se realizó en el denominado «Día D», el mayor desembarco en la historia, en las costas de Normandia (Francia), sin embargo otro despliegue igualmente impresionante fue el gigantesco complemento aéreo que apoyó las operaciones en tierra.
«Día D» era la palabra clave general de los Aliados para describir el primer día de una operación, pero se convirtió en el «Día D» más famoso: el 6 de junio de 1944. El desembarco propiamente dicho recibió el nombre en clave de Operación Neptuno, mientras que el conjunto de la campaña de Normandía recibió el nombre en clave de Operación Overlord.
Más de 13.000 aviones tomaron parte en ese día, cifra increíble y nunca antes vista en una sola operación aérea. Una acción sin precedentes que requería de una gran coordinación, procurando evitar al máximo los errores y descoordinaciones, algo que tenían muy claro los líderes -muy a pesar de quienes estaban en el aire- era que iban a haber grandes pérdidas en pos de lograr la ansiada “cabeza de playa”.
Se calcula que las fuerzas Alidadas desplegaron en vuelo unos 6.000 bombarderos, a los que se sumaron unos 5.000 cazabombarderos, en tanto el transporte de tropas y pertrechos incluyó unos 1.600 aviones y aproximadamente unos 2.500 planeadores.
Esa mañana el «techo» que estaba muy bajo (nubosidad baja) complotó en ayudar a la confusión para llevar a cabo la operación, así los aviones cazas, tuvieron que volar más bajo de lo presupuestado y los bombarderos más alto por sobre la capa de nubes, lo que dificultó mucho la identificación de los objetivos. Algunos aviones chocaron entre sí por esta situación.
Como es habitual en estas operaciones las maniobras comenzaron en plena oscuridad del 6 de junio del 44, y si bien los alemanes sabían que se avecinaba una invasión, pero que no tenían claro dónde y cuándo sucedería.
Esta gran operación supuso varias fases, la primera fase fue un intenso bombardeo a las posiciones alemanas en la playa, utilizando aviones B-17 Fortalezas Volantes, Avro Lancaster, Hawker Typhoon, Lockheed P-38, De Havilland Mosquitos, entre otros. La idea era aplacar las defensas alemanas, a pesar de todo el ataque no fue tan efectivo y los alemanes seguían con gran fortaleza.
Mientras desde la madrugada habían estado despegando las masivas formaciones de aviones Douglas C-47 Skytrain desde Inglaterra, llevando a las tropas aerotransportadas, volando en formación en “V”. Estas tropas tenían por misión ser lanzadas en la retaguardia de las tropas alemanas en Francia, y ser apoyados por la resistencia, la idea de lograr llevar unidades de asalto detrás de las líneas enemigas era un anhelo de los generales desde los inicios de las guerras, algo que se estaba logrando precisamente de la mano de la aviación militar. Por como ya hemos señalado, el clima de nubosidad baja ayudó a generar grandes confusiones en este caso haciendo que los soldados fueran lanzados a varios cientos de kilómetros, del lugar proyectado generando una complicación a la operación al tener que reagruparse las unidades combatiendo pueblo por pueblo.
Mientras en la cabeza de playa los Martin B-26 Marauder y por De Havilland Mosquitos aportando al desembarco de las tropas en las playas de Normandia, realizando pasadas (la Flak) hizo su parte procurando detener las incursiones de los aliados, logrando por ejemplo derribar 42 de los C-47 que llevaban 20 soldados dentro, sin embargo frente a los 13.000 aviones que se avecindaban, era una cifra menor, por decirlo así.
Horas más tarde fue el turno de los planeadores American Waco GC-4 Hadrian de EE.UU. y los de manufactura británica Airspeed Horsa, más grandes. La perspectiva de llegar a los territorios en plenas escaramuzas en plena noche no era muy alentador, muchos solo se dieron cuenta de dónde habían quedado al aterrizar en tierra. Los GC-4 Hadrian, fueron usados para llevar también suministros y vehículos.
Para los aviones de caza, el desenlace de tan esperada invasión fue bastante inesperado toda vez que la aviación de caza de la Luftwaffe alemana, no se hizo presente de modo que los cazas procuraron realizar apoyo aéreo a las tropas, sin embargo tenían la amenaza del “fuego amigo” logrando varios derribos por ese motivo. El único avión que se “salvaba” de aquello era el P-38 Lightning por su particular forma. Todo esto a pesar de las bandas identificadoras negras y blancas características de esta operación que se pintaron en los aviones.
Un aspecto de gran relevancia en la operación fue el reconocimiento aéreo que permitía la recopilación de información de la dinámica de la operación. Los vuelos de reconocimiento desempeñaron un papel fundamental en la cartografía de las posiciones enemigas y en la toma de decisiones estratégicas de las fuerzas aliadas.
Al no haber aviones de caza alemanes, los P-47 y P-51, realizaron también tareas de apoyo aéreo cercano. Los ya veteranos Spitfires de la RAF, fueron usados como aviones de observación y apoyo con las coordenadas de puntería de la artillería naval. El avión de ataque más exitoso de esta gran batalla fue sin duda alguna el Hawker Typhoon, de la RAF, en esta batalla reconocida como la operación aérea más grande de la historia en un solo día.