Por José Nicolás Rodríguez | Colaborador TallyHo |
El 11 de febrero de 1983, se caracterizó por ser el día en que se escribió una nueva página en la historia de la aeronáutica civil chilena. Esto debido a que, por primera vez, una institución aérea no militar, aterrizaba en nuestro territorio Antártico.
La idea de realizar un raid de estas características, fue propuesta un par de años antes por el piloto socio del Club Aéreo de Santiago, Sr. Patricio Gaete (Q.E.P.D). Lamentablemente dicha idea, en un principio, no tuvo mayor repercusión. Posteriormente, el socio Sr. Carlos Rocca Righton, presentó nuevamente el proyecto al directorio, integrado por Sr. Felipe Neder, presidente por aquel entonces del CAS. Coincidentemente, él tenía en mente que dicha institución realizara un nuevo acontecimiento para la aviación civil. Fue así que, durante 1982, comenzaron los trabajos para realizar este importante viaje.
A la gran tarea de analizar la factibilidad de concretar este desafío, se une el director de la Escuela de Vuelo y vicepresidente del Club por aquel entonces, Sr. Patricio Herrera. Ambos aviadores, trabajaron arduamente para demostrar que el Club Aéreo de Santiago podría llevarla a cabo.
Inmediatamente, surgió la elección del avión que los transportaría. En primera instancia, pensaron en utilizar uno de los dos monomotores Piper PA-28RT 201 Arrow IV (CC-KXC y CC-KXG), adquiridos nuevos de fábrica en 1982 y, que se caracterizaban por estar equipados con un avanzado panel IFR. Un segundo aparato fue propuesto, se trataba del bimotor Piper PA-39 Twin Comanche C/R (CC-KXD), adquirido en 1971. Este último, también equipado para vuelos instrumentales, carecía de los equipamientos: DME, sistema antihielo, ni radar meteorológico. A pesar de aquello, fue la opción más segura, ante la complejidad de este viaje, debido a la presencia de un segundo motor y por poseer una mayor autonomía de vuelo, considerando que la distancia entre Punta Arenas y la Base Antártica Teniente Marsh es de 668 millas náuticas.
La tripulación del vuelo a la Antártica: Sergio Elgueta, Patricio Herrera, Gerardo Díaz y Carlos Rocca. Avión Twin Comanche atrás.
Con la aeronave ya elegida, comenzaron los trabajos de reacondicionamiento del CC-KXD. En estas tareas participaron: el reconocido ingeniero aeronáutico, Sr. Francisco Bravo y personal de la maestranza del Club Aéreo de Santiago, en colaboración con el Ala de Mantenimiento de la Fuerza Aérea de Chile (Alamant). Se le instaló un estanque de combustible auxiliar de 30 galones, permitiéndole una autonomía de 10 horas de vuelo. También se le solicitó a la FACh un equipo de comunicaciones HF SSB, con el cual se establecerían comunicaciones permanentes con los centros de control aéreo de Punta Arenas y la Antártica. Como así también con el Radio Club de Magallanes y el Radio Club Aéreo de Santiago. Además de uno de navegación del tipo Omega. Cabe destacar el gran apoyo proporcionado por el Sr. Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile de aquel entonces, General del Aire Don Fernando Matthei (Q.E.P.D). Quién realizó las respectivas autorizaciones y apoyo logístico, entre otras.
A los pilotos Sres. Patricio Herrera y Carlos Rocca, antes mencionados, se les unieron dos destacados instructores más. Los Sres. Sergio Elgueta y Gerardo Díaz del Río. Todos ellos elegidos por tener gran experiencia de vuelo y por estar habilitados en multi-motor. Ya que se requerirían dos tripulaciones distintas, tanto para el viaje de ida como para el de regreso.
Para evitar complicaciones relacionadas con la formación de hielo, Sergio Elgueta, inventó un sistema que consistió en un tubo que lanzaba alcohol al parabrisas. Mientras que Gerardo Díaz del Río, estuvo a cargo de las comunicaciones durante el viaje de ida hasta Punta Arenas.
Anteriormente, los tripulantes realizaron un viaje previo a la Antártica, en un C-130 Hercules de la FACh, con el fin de adquirir conocimientos de ruta.
Vista desde el avión Piper Twin Comanche de la Base Antártica O’Higgins.
El 10 de febrero de 1983 comenzó la travesía. A los mandos iba Patricio Herrera, copiloto Carlos Rocca Righton y Gerardo Díaz del Río, en comunicaciones. El despegue se realizó desde el Aeródromo Eulogio Sánchez Errázuriz – Tobalaba (SCTB) hasta el Aeropuerto El Tepual (SCTE), de Puerto Montt. Posteriormente, continuaron hasta el Aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo (SCCI), de Punta Arenas.
A día siguiente, 11 de febrero de 1983, se realizó el viaje hacia el continente blanco. En Punta Arenas se queda Gerardo Díaz del Río, mientras que Patricio Herrara y Carlos Rocca Righton, son los encargados de realizar el histórico cruce sobre el Paso Drake. Tras seis horas de vuelo, a 20 millas de la Base Antártica, avistaron a un DHC-6 300 Twin Otter de la FACh, quien lo escoltó hasta la Isla Rey Jorge. El aterrizaje en Teniente Marsh (SCRM) en un hecho histórico, por primera vez la aviación civil chilena, en este caso un avión perteneciente a un Club Aéreo aterrizaba en aquel lejano continente.
Durante los cuatro días de estadía en el territorio antártico nacional, pudieron conocer las diversas actividades científicas que se realizan, como así también, pudieron realizar dos sobrevuelos, uno a la Base Antártica Arturo Prat de la Armada y otro a la Base Antártica Bernardo O’Higgins del Ejército, donde saludaron al contingente asentado. Incluso tomaron contacto con el buque Piloto Pardo.
El día 15 de febrero, se realizó el viaje de regreso a Punta Arenas. Ese mismo día, a las 11:00 am, arribaron a la Base Antártica los dos pilotos que se encargarían del vuelo de regreso (Gerardo Díaz del Río y Sergio Elgueta), a bordo de un Hercules. También traían el combustible necesario para el Twin Comanche, ya que en la Antártica no se encontraba disponible. A las 13:30 pm despegó de regreso a Punta Arenas aquel C-130 del Grupo de Aviación N°10 con los pilotos del viaje de ida.
Tras esperar información meteorológica del C-130, a las 15:15 pm, despegaron desde Teniente Marsh hacia Punta Arenas. El vuelo de regreso se caracterizó por presentar diferentes condiciones meteorológicas, típicas de la zona. Finalmente, a las 21:15 pm, aterrizaron en Carlos Ibáñez del Campo (SCCI), en condiciones de baja visibilidad, por lo que tuvieron que hacer una aproximación instrumental (ILS). Una vez en tierra fueron recibidos por autoridades de la Región de Magallanes, de la Fuerza Aérea de Chile, Radioaficionados y de la prensa local.
Al día siguiente, el 16 de febrero, se realizó la última etapa del raid, que comprendió Punta Arenas – Temuco (escala técnica para reabastecimiento de combustible) y Santiago. La llegada al aeródromo Eulogio Sánchez Errázuriz – Tobalaba, se concretó a las 22:35 pm.
De esta forma, finalizaba la arriesgada travesía hacia la Antártica. Donde nuevamente quedó demostrado el profesionalismo de los pilotos civiles nacionales, en especial los del Club Aéreo de Santiago.
El avión protagonista de la hazaña, actualmente aún continúa surcando los cielos nacionales, pero con la matrícula CC-CJL, perteneciente a la empresa Transportes Aéreos Araucanía (ATA), de Temuco. Prestó valiosísimos servicios en la formación de pilotos en el área de Multimotor del Club Aéreo de Santiago, entre 1971-1997, año en que fue vendido y reemplazado por el actual Piper Seneca II, matrícula CC-KXY.
Agradecemos al Club Aéreo de Santiago por habernos facilitado algunas imágenes del histórico viaje, con el fin de complementar este reportaje.
