Catalina: el último modelo anfibio que queda en Chile

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Por Michel Anciaux.

CHILE, hasta mediano de los ´80, siempre fue un paraíso para los aficionados de los “propliners” o aviones de hélices y es solo de recordar la losa del aeropuerto de Los Cerrillos con los venerables Douglas DC-3 y DC-6 de Ladeco, el Curtiss C-46 Commando y Douglas DC-6 utilizados por LASA-Línea Aérea Sud Americana, así que los DC-6 volando con Solastral, sin olvidar los colorados Curtiss Commando de TAS-Transportes Aéreos Squella. Y si uno tenía la oportunidad de caminar hasta el fin de la zona de mantenimiento entonces allá estaban estacionados, en toda su imponente maravilla: la flota de PBY/Canadian Vickers Catalina, aviones anfibios operados con ASPAR.

El golpe final llegó el 8 de febrero 2006 con el anuncio del cierre de Aeródrodmo de Los Cerrillos. La mayoría de los aviones estacionados habían sido trasladados al Aeródromo de Tobalaba u otros aeródromos de la zona. El Douglas C-47 había sido vendido en Argentina y el Catalina voló al aeropuerto internacional de Arturo Merino Benítez. Ahí, el avión quedaría estacionado por años, sin uso y perdiendo su certificado de navegabilidad. Los únicos momentos de alegría, tanto para los aficionados de este avión como para los propietarios de este noble avión sería su presencia en la FIDAE 2014.

Una nueva experiencia de vida llegó gracias al proyecto de una película del director chileno Elías Llanos relatando el vuelo del Catalina “FACh 405 Manutara” a la isla de Pascua. Entre el 19 y el 20 de enero de 1951, el entonces Capitán de la Fuerza Aérea Roberto Parragué Singer voló las 2.047 millas separando Chile de la isla en 19h 22min. Esto siendo la primera vez que un avión conectara esta tan lejana isla con el continente Sud Americano: El proyecto de esta película fue iniciado en 2011 con el patrocinio de empresas privadas. Las filmaciones se realizaron tanto en lugares de la región metropolitana así como en Rapanui. Para recrear escenas dentro del avión, una maqueta de madera, hasta los más detallada, fue construida e instalada en un hangar de la base de la Fuerza Aérea en Los Cerrillos, cerca del MNAE mientras que para las vistas aéreas, el Catalina CC-CDT, llevando los colores del FACh 405, sería utilizado. Por eso fue necesario pintar el avión en los colores usados por los botes anfibios en sus operaciones con la Fuerza Aérea de Chile en los años 50.

El CC-CDT tuvo que pasar por un proceso largo de mantenimiento, y certificación para ser rehabilitado a volar. El objetivo principal, luego de los trabajo de filmaciones, es de tener la posibilidad de verlo de nuevo en operaciones de luchas de incendio en el sur de Chile. Otra posibilidad sería de operar unos vuelos de carga y evacuaciones sanitarias desde la Isla Robinson Crusoe, pero aún hay un largo camino antes de lograr esta meta.