El día 25 de octubre finalmente el Gobierno de Bélgica anunció su decisión para el reemplazo de sus aviones de combate F-16. Sin embargo, el avión seleccionado el Lockheed Martin F-35A Lighting II desarrollado por EE.UU., ha desatado una enorme polémica al ganar el contrato en lugar de optar por los aviones de manufactura europea como el Eurofighter Typhoon desarrollado Airbus, o incluso el Rafale de Dassault.
Haciendo gala de una relación entre Lockheed Martin y Bélgica de hace más de 40 años, la compañía de EE.UU. destaca la confianza en el Programa del F-35 y sus beneficios industriales, este último punto es el que ha desatado la polémica frente a las compañías europeas que presentaban los aviones Eurofighter y Rafale.
Con esta decisión Bélgica se convierte en el trigésimo país en el mundo y el séptimo de Europa, en contar con este avión de combate de quinta generación. Su fabricante lo presenta como el avión más capaz, de bajo costo de ciclo de vida, y una oportunidad de fortalecer participación industrial. La compra comprende un total de 34 de aviones con la entrega del primer avión en el año 2023.
La polémica
La decisión no dejó indiferente a las compañías europeas y expresaron su opinión al respecto. En un comunicado Airbus que participaba con el Eurofighter como contendiente del reemplazante de los F-16 de Bélgica, el comunicado indicaba: «Airbus Defence and Space acepta esta decisión de Bélgica y es consciente de los fuertes vínculos entre Bélgica y Estados Unidos en materia de defensa industrial. Por lo tanto, la decisión de ayer no es una completa sorpresa.»
Además hacía hincapié en el convencimiento de la compañía de que los beneficios para la comunidad europea de haberse seleccionado el Eurofighter eran superiores en lo que oportunidades industriales y capacidades operativas respecta. A la economía de Bélgica le habría supuesto una contribución de más de 19 mil millones de euros.
El haber trabajado con los socios indutriales de: Alemania, España, Italia y Reino Unido permitiría eventualmente abrir la posibilidad a Bélgica a que se uniera al programa Franco-Alemán del Future Combat Air System, en el cual en estos días Airbus está especificando el trabajo conjunto con la compañía francesa Dassault Aviation.
Por su parte el Presidente de Francia Emmanuel Macron, criticó la decisión del Gobierno de Bélgica indicando: «La decisión estaba vinculada a un procedimiento belga y las restricciones políticas del país, pero estratégicamente va en contra de los intereses europeos.»
En tanto Dassault Aviation de Francia, que propuso como reemplazante para los F-16 belgas, su avión Rafale, también se refirió a los alcances y beneficios que hubiese tenido de seleccionar el avión francés.
El comunicado de la compañía francesa señalaba: «Dassault Aviation participó en la oferta de asociación estratégica global hecha por Francia al Gobierno belga al presentar el Rafale y ofrecer un rendimiento económico y social en los campos de alta tecnología, valorado en 20.000 millones de euros durante 20 años. Esta asociación única propuesta por Francia a Bélgica, fuera de la convocatoria de licitación, no fue sujeta a un estudio».
La importancia de la Interoperatividad OTAN
En su anuncio el Gobierno Belga, ha indicado que el modelo seleccionado (F-35) del cual se adquirirán 34 unidades, fue superior a los contendientes en siete aspectos fundamentales, además ha destacado el factor de la «Interoperatividad OTAN» de la aeronave. Esta decisión se encuadra en reafirmar la confiabilidad y compromiso para con la OTAN por parte de Bélgica.
En Europa actualmente seis países han seleccionado el F-35 para sus fuerzas armadas: Dinamarca, Finlandia, Italia, Países Bajos, Noruega y Reino Unido.
Esta inversión de 3.800 millones de euros en la Fuerza Aérea Belga es parte de un paquete más amplio de nuevas adquisiciones para la Defensa de Bélgica, que incluye dos nuevos sistemas de vehículos aéreos no tripulados por 226 millones de euros (mediana altitud, larga duración – MQ-9B SkyGuardian de General Atomics Aeronautical Systems) y una asociación con Francia para 442 nuevos vehículos de combate para el Ejército por 1.600 millones de euros.